El Genio Femenino: La Vida la Locura las Palabras. Tomo II Melanie Klein

UN ENSAYO EN TRES TOMOS SOBRE EL GENIO FEMENINO: HANNAH ARENDT, MELANIE KLEIN, COLETTE, El genio femenino. La vida, la locura, las palabras. Tomo II Melanie Klein. Julia Kristeva. Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina, 2001 (315 páginas) ISBN : 950-12-3809-1

A propósito del genio femenino

No es casualidad que Julia Kristeva escogiera a Hannah Arendt, (1906-1975), Melanie Klein (1882-1960) y Colette (1873-1954) como  protagonistas del ensayo “El genio femenino: la vida, la locura, las palabras” un escrito en tres tomos que transita entre la obra, la biografía y el momento histórico en que vivieron tres mujeres “lúcidas, apasionadas y audaces” que con su obra introducen un giro en el pensamiento del siglo XX.  Kristeva rastrea en sus derroteros – la política para Arendt, la mente para Klein, el lenguaje para Colette –  la particularidad de sus vidas y las circunstancias históricas en que escribieron su obra. Sin duda, Arendt, Klein y Colette no son las únicas intelectuales que interpelaron la lógica del pensamiento dominante de la época.  Hay otros hombres y otras mujeres que vivieron el convulsionado acontecer del siglo XX y que sin duda son referencias culturales que no son investigados por Kristeva en el presente ensayo. La autora admite su arbitrariedad y aclara que prima en su elección prima por sobre cualquier otro motivo su afinidad con las protagonistas. Sin vacilar, indaga en sus biografías, escudriña en sus escritos y sitúa sus obras en el contexto histórico en que fueron producidas. La genialidad encarnada en tres mujeres insumisas –Arendt, Klein, Colette – que se atreven  a cuestionar principios hegemónicos y que provocan giros conceptuales en el pensamiento político, en la teoría psicoanalítica y en la literatura. Tres mujeres atípicas e inclasificables desarrollan su obra al margen de las instituciones que manejan el saber en el epicentro de la cultura europea. Admiradas y criticadas, no fueron nunca completamente admitidas ni excluidas en los círculos de poder académico que manejaban el saber.


En el primer tomo, dedicado a la vida y obra de Hannah Arendt, Kristeva introduce al lector en las coordenadas que organizan su investigación. La autora define, desde un  comienzo sus acepciones sobre el sujeto, la creatividad y el pensamiento feminista. Respecto del genio, aclara que en nuestra época, el término no se refiere a personas especiales ni ungidas com dones excepcionales ni es un ser único y especial como el genio de Renacimiento. Mas bien, sostiene que el genio designa a una persona con “cualidades y limitaciones como cualquiera”. Al contrario del genio del Renacimiento, el genio de nuestro tiempo es una persona “que sufre, ama, odia, comete excesos e imprudencias. Puede, incluso tener más defectos que virtudes”. Se diferencia del resto por su audacia, su creatividad, su singularidad y su legado. Son personasque se arriesgan “en aventuras paradójicas, experiencias singulares, excesos sorprendentes. En un mundo cada vez más estandarizado el genio de ciertas personas abre una multiplicidad de sentidos a la experiencia humana”. Hannah Arendt, Melanie Klein y Colette convierten “una aventura intelectual de carácter personal en una obra que modifica el orden de las cosas”. Su genialidad radica en transformar la singularidad de sus biografías en un legado que que trasmite experiencias varias veces digeridas que construyen un relato que las trascienden: “Una obra arraigada en la propia biografía se inscribe como un giro en el devenir del pensamiento”. Podemos no estar de acuerdo con sus propuestas, podemos criticar sus imprudencias pero no podemos desconocerlas en su capacidad de transformar la desmesura de la experiencia en pensamientos creativos. La repercusión de una obra más allá de su tiempo no depende solo del autor, sabemos que siempre hay un entramado invisible de circunstancias que se entrecruzan favoreciendo la repercusión de una obra en el público de la época y que otros factores enigmáticos pueden determinar que una obra tenga o no continuidad en el tiempo.   ¿Por qué una obra repercute, perdura y se convierte en legado? Sin lugar a dudas, el reconocimiento sostenido de múltiples lectores a lo largo del tiempo es un factor determinante. Pero el enigma en nada se resuelve con el reconocimiento. Para Kristeva la potencialidad de crear una vida con sentido está presente en casi todos los seres humanos. El acto creativo renueva y sorprende, indefinidamente, la existencia de cualquier persona que se atreva: “Yo soy y tú eres una promesa en actos”, sostiene la autora. Desde esta perspectiva, la eclosión del sujeto se construye como “una hendidura entre la biografía, el contexto histórico y la obra”. Para Kristeva la vida y la obra son narraciones constituyentes del sujeto enraizado en la particularidad de una experiencia. Kristeva legitima el acto creativo como un acto singular, único e irrepetible que no puede ser reducido a ningún denominador común de género ni sexual. Es clara en marcar su discrepancia con la tendencia feminista que considera, al conjunto de las mujeres, como una fuerza emancipadora y libertaria unificada. Al usar este criterio, sostiene Kristeva las feministas imponen la lógica del dominio y repiten  el exceso que tanto reprueban al patriarcado. Pero sus críticas van más allá. El principal desvío del feminismo fue estigmatizar la maternidad como prueba de la explotación de las mujeres por la sociedad patriarcal. No comparte con ello el conformismo reactivo de las mujeres a la sociedad de consumo ni defiende una posición conservadora. Reconoce el valor de la lucha de los movimientos de mujeres, considera esencial su participación en la construcción de la mujer como sujeto social e histórico. La defensa del derecho a voto de las sufragistas del siglo XIX, la lucha por la libertad de las mujeres del siglo XX y las condiciones de igualdad democrática alcanzada por las mujeres en el siglo XXI crean una historia de más de tres siglos de lucha feminista por la visibilidad de las mujeres en el espacio público y en el espacio privado. De alguna manera, Kristeva reivindica el valor de la singularidad al rastrear la vida y la obra de tres mujeres que construyen un proyecto de vida personal sin renegar ni someterse a sus biografías ni a la realidad socio-política del momento histórico en que vivieron.

El segundo tomo: “Melanie Klein o el matricidio como dolor y creatividad” revisa, desde una nueva perspectiva, la biografía y las contribuciones psicoanalíticas de “la refundadora más audaz del psicoanálisis moderno”.  Sin lugar a dudas, la obra de Melanie Klein es un referente conceptual ineludible en la historia del psicoanálisis. En la introducción al libro, presenta a Melanie Klein: Una mujer brillante, controvertida e imprudente que se convierte a los 40 años en la psicoanalista de mayor prestigio de su generación. Destaca la lucidez y sensibilidad de Klein para sumergirse en  los padecimientos de sus pacientes y analizar desde la intimidad la locura de los estratos más profundos de la psiquis. Más adelante, cuenta sobre el escándalo provocado entre sus colegas cuando se descubre que sus primeros casos están basados en el análisis de sus hijos. Finaliza, presentando los pilares conceptuales del psicoanálisis freudiano e introduce las principales reformulaciones del pensamiento kleiniano.

En el primer capítulo: “Familias judías, historias europeas: una depresión y sus consecuencias” recorre  la historia de las familias judías centroeuropeas e indaga en los antecedentes familiares y biográficos de Klein. Melanie Klein, la fundadora del análisis infantil llega al mundo en el seno de una familia judía asimilada en una Viena finisecular, conservadora y antisemita. Una época de agitación política y exuberancia intelectual.  Su padre, Moriz Reizes contrae matrimonio, por segunda vez, con Libussa Deutsch, una  mujer de carácter fuerte y decidido veinte años más joven que él. La pareja tiene cuatro hijos: Emilie, Emanuel, Sidonie y Melanie. Una familia empobrecida por las dificultades económicas del padre, una madre dominante y lejana a su marido, un padre inteligente y afectuoso desacredita por su esposa marcan la niñez y la adolescencia de Melanie Klein. Tiene 5 años cuando su hermana, Sidonie muere después de una larga enfermedad.

En 1902, su hermano mayor, Emanuel fallece, en extrañas circunstancias, en Génova. Al poco tiempo, Melanie se casa con Arthur Klein y abandona la carrera de medicina. Nunca retomo sus estudios ni se graduó. El esposo de Melanie es comerciante, la pareja se traslada a distintas ciudades en busca de nuevas plazas donde vender la mercadería.  En esa época nacen Mellita y Hans, los dos hijos mayores del matrimonio.  En 1914, muere Libussa, la madre de Melanie Klein y nace, su tercer hijo Erich en Budapest. Las desavenencias conyugales y la muerte de Libussa, su madre le provocan una fuerte depresión. Inicia su análisis con Sandor Ferenczi, conoce la obra de Freud y asiste, por primera vez, a un congreso de psicoanálisis.  La vida de Melanie Klein, cruzada por la presencia imponente de una madre dominante e invasora comienza a cambiar. En 1921 se traslada con Erich, el menor de sus hijos a Berlín.  Separada de su marido, comienza su segundo análisis con Abraham, asiste a congresos, presenta casos clínicos y publica sus primeros trabajos.

En 1922 es reconocida como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín. En 1925, la muerte repentina de Abraham interrumpe su análisis. En Berlín, Edgard Glover y Alix Strachey quedan sorprendidos por la habilidad clínica de Melanie Klein. La invitan a Londres a dar una serie de conferencias sobre psicoanálisis infantil. En sus memorias Melanie Klein recuerda esa época: “La Sociedad Británica de Psicoanálisis era libre, casi insolente en su preocupación por informarse e innovar, estaba impregnada de una vieja inclinación a la democracia y de un gusto vanguardista por los individuos extravagantes”. En 1927, se traslada a vivir definitivamente a Londres. Su reputación como analista y sus convicciones la transforman en una autoridad para los analistas de su generación. Al poco andar, comienza a ejercer su influencia dominante entre sus colegas y en la formación de los candidatos. A partir de este momento, la vida de Melanie Klein se confunde con el destino de su obra. Los conflictos con Anna Freud, la ruptura con su hija Mellita, la fidelidad de sus seguidoras, “las traiciones” de sus discípulos, las controversias con sus colegas se inscriben en el espíritu de su obra y en la historia del psicoanálisis del siglo XX. En 1960, Melanie Klein muere en Londres a los 78 años de edad.

Sin duda, Melanie Klein fue una mujer brillante. Su espíritu investigador, su pasión por el conocimiento, su interés por el ser humano y su firmeza en la defensa de  principios que considera inclaudicables la transforman en la psicoanalista más original e innovadora de su generación. Podemos cuestionar sus teorías, podemos no estar de acuerdo con el peso atribuido  a la vida pulsional en su obra o sentir afinidad clínica con  otras formas de pensar en psicoanálisis, podemos valorar otros marcos de referencias pero no podemos dejar de reconocer que sus contribuciones son el resultado de una intuición clínica extraordinaria que se acerca a cierto tipo de sabiduría reconocida por la filosofía como una forma superior de conocimiento. Bion, Winnicott, Balint y tantos otros autores que han enriquecido las teorías y la clínica psicoanalítica serían impensables sin las innovaciones que Klein introduce al  psicoanálisis. Una joven frustrada, una dueña de casa aburrida, una mujer infeliz en su matrimonio, una madre deprimida, una mujer imprudente, sin formación académica y con una biografía cruzada por pérdidas y sufrimientos se transforma a los 40 años, después de  la muerte de su madre, en la psicoanalista más destacada de su generación.

En los siguientes capítulos Kristeva  revisa la obra de Melanie Klein, destacando la prioridad asignada en la teoría  a la interioridad del cuerpo de la madre,  al espacio intrapsíquico, al adentro y el afuera y a la teoría de la pulsión de muerte.  Más adelante, se detiene a analizar las consecuencias de la angustia en el desarrollo mental temprano y la tiranía  del superyo primitivo. Rastrea las vicisitudes del Complejo de Edipo precoz en la mente de la niña y el varón.

En el capítulo VI: ¿Culto a la madre o elogio al matricidio? se pregunta por la función “siempre recomendada” del pecho en la teoría de Klein. Reflexiona sobre la escena primaria, las funciones parentales, la sexualidad femenina y masculina y el estadio femenino primario. Se ocupa de la función de la madre interna y su relación con la profundidad del pensamiento. Analiza detenidamente el concepto de fantasía inconsciente. Define las fantasías inconscientes como “envolturas prenarrativas entre la angustia y el lenguaje” y las entiende como metáforas encarnadas del  “representante antes de la representación” que configuran  historias, construyen relatos de relaciones objetales internalizadas encarnadas en sensaciones corporales situadas en un espacio diferente a la realidad externa: un espacio intrapsíquico de fantasías inconscientes entramadas a las vicisitudes de la pulsión de vida y de muerte. La insistencia de una vida psíquica ligada a experiencias corporales tempranas supone una dimensión emocional enraizada en el cuerpo. Para el psicoanálisis kleiniano, la sede de la existencia psíquica sería el cuerpo.


Para finalizar, reflexiona acerca de las políticas institucionales, las controversias teóricas y clínicas, las divergencias con Winnicott y el Grupo Independiente, la relación con Lacan, el feminismo, la izquierda y la red invisible de  “fieles e infieles” a Melanie Klein. Estas, entre otras, son algunas de las temáticas revisadas en los últimos capítulos del ensayo.

Comentario publicado originalmente en Revista Gaceta de Psiquiatría Universitaria 

Catalina Scott

Psicóloga Clínica
Psicoanalista
Miembro IARPP

Valparaíso, Octubre 2008 | cscottespinola@gmail.com | www.revistagacetauniversitaria.cl

Psicoanalista, semióloga y docente de  filosofía y literatura en París VII. Nace en Bulgaria (1941) y en 1965 se traslada a París, estudia filosofía y letras, es co- fundadora de la mítica revista Tel Quel, participa activamente en la revuelta del 68 y se forma como psicoanalista con Lacan. Sus  contribuciones  en el campo de la lingüística, la teoría literaria y el psicoanálisis son ampliamente reconocidas. Entre sus libros destacamos: El texto de la novela (1970), La revolución del lenguaje poético (1974), El poder de la  perversión (1980), Historias de amor (1983), Sol negro (1987), Extranjeros de nosotros mismos (1988), Al comienzo era el amor (1995), La revuelta íntima (2001) y La pasión según Teresa de Avila (2008)