El 22 de marzo 2019 se realizó una actividad de supervisión de Jessica Benjamín con ILAS. Institución en la que el grupo de profesionales que lo conformamos, hemos trabajado durante muchos años como profesionales de salud mental comprometidos en dar una respuesta a las violaciones de los Derechos Humanos ocurridos en Chile (1973-1990). En el Instituto Latinoamericano de salud Mental y Derechos Humanos proporcionamos atención social, médica y psicoterapéutica a familiares de detenidos desaparecidos, familiares de ejecutados políticos, torturados y sus familiares y a retornados del exilio. Tanto a la primera, segunda y tercera generación.
En esta presentación estuvieron presentes los miembros de ILAS, los profesionales que forman parte de la Red ILAS, quienes atienden pacientes de nuestro Consultorio y ex alumnos del Magister “Trauma y Psicoanálisis Relacional” que ILAS ha dictado en la Universidad Alberto Hurtado .
Ps. María Isabel Castillo, presentó el caso clínico de Pedro, un paciente que consulta por primera vez en marzo de 1991 y que ha vuelto a solicitar atención en diferentes momentos de su vida, recibiendo psicoterapia (Psic. María Isabel Castillo) y concomitantemente fármaco terapia (Dra. Elena Gómez). Le ha dado atención farmacológica.
Uno de los aspectos planteados por la terapeuta es una característica que ocurre a varios pacientes de nuestro Consultorio “Una terapia sin fin”, “Un alta siempre relativa”
El paciente presentado estuvo en una psicoterapia inicial de cuatro años de duración, con una frecuencia de dos veces a la semana, con una supervisión psicoanalítica individual y grupal. Desde estos primeros años estuvo paralelamente en tratamiento farmacológico. Pedro reconsultó en diversas situaciones vitales, la mayoría de carácter traumático, reiniciando la relación terapéutica durante períodos similares a los de su primer proceso. Presentando la reaparición de la sintomatología angustiosa y depresiva.
La terapeuta identifica cuatro momentos en los que se van delineando los procesos internos de Pedro, tanto en la tortura que experimentó y la negación de ella, como en el profundo y prolongado duelo por el asesinato de dos familiares. La identificación de las emociones que estaban en la base de la racionalización y disociación como se sabía, la pena el miedo, la impotencia, la culpa, sobrevenir a una enfermedad y el reconocimiento por parte de la justicia al establecer la verdad de los asesinatos de sus familiares. Se presentaron sueños de los diferentes momentos terapéuticos.
COMENTARIOS DE JESSICA BENJAMIN
Una primera observación surge del largo período de tiempo que ha abarcado este proceso terapéutico. Benjamín le pregunta a la terapeuta y se pregunta así misma cuánto tiempo y cómo es posible sostener y hablar del dolor y reconocer la importancia del gesto de la terapeuta del reconocimiento y ser testigo de tanto dolor que ha sufrido Pedro, acompañándolo durante años. .
Una segunda observación proviene de la innegable vinculación entre dolor y culpa, entre rabia y soledad, las que están presentes en la experiencia de la tortura así como la inevitable sombra de la traición.
Un tercer punto de vista fue el planteamiento acerca del papel que juega la comunidad, el contexto social, el otro, en situaciones de persecución política.
Qué sucede cuando hay un tercero que falla?
Cuánta relación hay entre la falla del tercero moral y la sensación de fragilidad que el paciente manifiesta?
Cómo se construye un tercero que no falle?
Es acaso posible que todo provenga del espacio terapéutico?
La paradoja o el dilema de “Sólo uno puede vivir,” nos habla de una falla en el tercero. Cuando ésto sucede se espera que todo provenga del espacio terapéutico y quedan escindidos aquellos efectos que provienen de la falla del Tercero Moral. Es así que en el caso presentado la sensación que tiene Pedro es,“ Que le falló” a sus familiares y esto le dificulta reconocer su propio daño en un círculo que se perpetúa.
Queremos comentar que esta supervisión se desarrolló en un clima receptivo del relato doloroso que escuchamos pero que igualmente permitió la espontaneidad de los comentarios, observaciones y preguntas que J. Benjamín recibió con mucho interés.
Fue una experiencia profunda compartida con una supervisora y un grupo respetuoso que brindó un reconocimiento al trabajo terapéutico realizado y a la tarea que persiste en las generaciones siguientes.
Agradecemos a Jessica, la oportunidad que nos ha dado de supervisar a nuestros pacientes de ILAS y entregarnos reconocimiento en la labor que realizamos y que nos permite seguir trabajando en ILAS
Elena Gómez C,
Psiquiatra