Declaración pública IARPP Chile sobre el asesinato de Francisco Andrés Martínez Romero

Enero, 2020

En noviembre del 2019 como IARPP-Chile hicimos una declaración tildando de “horrorosa estrategia” disparar balines a los ojos de jóvenes que se manifestaban por un nuevo orden  social, uno que respetara la diversidad, la empatía con el otro que es un semejante, el derecho a un trato justo y respetuoso, rompiendo la desigualdad indigna en las relaciones sociales y en la vida cotidiana. 

Hemos visto como un estadounidense disparando en Reñaca, es tratado con indulgencia por la policía.  A pesar de las imágenes de un neonazi golpeando con una luma a quien lo increpaba, éste es objeto de un proceso judicial largo y sin presidio. Un militante de ultraderecha disparando en el paseo Ahumada a quienes se manifestaban a favor de la liberación de los presos del estallido social, a quién la policía ni disparó.

En USA George Floyd fue abatido ahorcado por la policía, y desde ese momento muchas personas simbólicamente hicieron la posición corporal de este afroamericano cuando murió. En Chile muchas personas en diversas circunstancias, desde notas de prensa hasta en titulaciones  de postgrado, se taparon un ojo para protestar por quienes perdieron uno o ambos ojos producto de lo que denominamos “horrorosa estrategia” represiva. La desigualdad, la pandemia  y los ojos perdidos por las violaciones de DDHH en Chile nos impactaron, tanto que en la IARPP se formaron grupos de apoyo diversos para quienes no pueden acceder a atención, o a quienes son víctimas de estas violaciones de DDHH en la actualidad. Estábamos actuando sobre las consecuencias de lo ocurrido. Sin embargo, ello sigue ocurriendo. 

Todas y todos vimos como un carabinero lanzó a un joven del Puente Pío Nono al río Mapocho, y ahora, en las imágenes, vemos como a un artista callejero -tío del que fue empujado al Mapocho- quién vivía de las propinas de su arte, lo cual resultó -inexplicablemente- ser peligroso, y fue asesinado por un carabinero.  Este le disparó 5 balazos, dos  de esos,  en la pierna y uno en el pecho de Francisco. Francisco Andrés Martínez era malabarista, oficio para él imprescindible para sobrevivir a  tanta injusticia. Francisco tenía que ser sometido a un control de identidad, por un oficio tan subversivo: la destreza de sobrevivir del arte en la economía neo-liberal de mercado, apelando a la alegría momentánea de un turista. Un joven vulnerable, tío de un adolescente vulnerable, no quiso identificarse. Se olvidó que no era hijo de alguien de la élite, que no podía exigir respeto, que era uno de todos nosotros, pero en verdad, no formaba parte de ese “nosotros”. Un olvido de que en nuestro país el tercero moral se esfumó, pues la ley, igual para todos, dejó de operar. Su condición de vulnerabilidad le costó la vida. Esto gatilló la indignación y la violencia hacia el Estado, la Municipalidad, lo que es condenable, pero comprensible, cuando ya no somos todos Francisco, aunque queramos serlo!

Hacemos un llamado a que no nos anestesiemos ante las reiteradas violaciones a los DDHH de las cuales somos testigos. Necesitamos seguir siendo testigos despiertos ante un poder que no respeta la alteridad, y así mantener vivo un tercero moral que nos una en la aspiración y la lucha por  un mundo justo y confiable para todos.

Con profunda pena e impotencia, llamamos entonces  a construir una comunidad en la que podamos ser sujetos que se reconocen mutuamente como tales, en donde no campeé la discriminación, donde de verdad, nosotros seamos tod@s.  No sólo unos más iguales que otros.

Directorio IARPP Chile