En busca de la razón oculta – Cesar Ojeda

PRESENTA DRA CORDELLA
EN BÚSQUEDA DE LA RAZÓN OCULTA
DR. CESAR OJEDA

¿Por qué El Dr. Ojeda titula esta colección de reflexiones como una búsqueda ¿Se trata de una aventura? Puede que sí porque cuando se busca algo, que además es oculto, nos identificamos con cazadores de algún tesoro. ¿El tesoro en cuestión será la razón? ¿Será que embarcados en la razón podemos navegar a través de la esquiva naturaleza humana y por esto le damos tanto valor?

El Dr. Ojeda en este libro nos invita a pensar acerca de nuestro quehacer cotidiano. Menudo quehacer el  psiquiátrico en nuestro días! No son pocas las disciplinas que terminan confluyendo en este lago. Una especie de Babel conceptual nos envuelve con sonidos significantes.

El Dr. Ojeda nos presenta en 24 notas como 24 afluentes. Estos afluentes no son respuestas, son más bien preguntas  enunciadas con los conceptos tomados de una cierta masa crítica conceptual  mínima necesaria para organizar  los datos de nuestro oficio.

La lectura de este libro nos conducirá en un paseo ameno  lleno de detalles y datos interesantes por senderos que alcanzan, rodean o atraviesan diferentes teorías : por allí la teoría evolucionaria, más allá, el fundacional psicoanálisis, por acá  las actuales ciencias cognitivas y  la filosofía de la mente y un poco más atrás la filosofía existencialista (el Dr. Ojeda ha sido un estudioso de Heidegger); el paseo incluye la actualidad en genética, la necesaria antropología y la popular  neurobiología . Parece necesaria esta colección de saberes  para ponerse al día.

La práctica médica en salud mental  requiere un continuo remozar del espacio comprensivo. ¿Cómo opera el  sano? ¿Cómo el  enfermo? La psiquiatra así como la psicología  son disciplinas-puente desde y hacia las cuales circulan  concepciones, creencias y  juicios derivados de otras áreas del saber. Hay una tendencia a la negantropía , al orden y la coherencia en matrices teóricas. Estas teorías  las utilizamos en psiquiatría para operar en, sobre y con  nuestros pacientes. La supervivencia de estas  teorías tienen, justamente, relación con el valor de uso de las mismas;   la claridad con que logran sustentar nuestro quehacer  y por sobre todo su capacidad de integrar  dimensiones y dar claridad a la  complejidad  con la cual trabajamos.

El Dr. Ojeda en esta colección de notas nos invita a recorrer  por entre sus inquietudes, las nuestras. Son varias las dimensiones que deben anudarse a la hora de operar como psiquiatras y varios los  temas, por lo tanto, que han ido conformando  nuestra  especialidad. La psiquiatría como cualquier rama de la medicina, tiene como objetivo rescatar lo enfermo y sanarlo.

A diferencia de un hepatólogo que puede situar y disecar su órgano para estudiarlo, nuestra dificultad es que la mente  enferma o sana no tiene  una  localización anatómica. La mente parece implicar  no solo el cuerpo de quien consulta sino de quienes lo contextualizan, incluido el nuestro. Ya delimitar, incluso nuestra unidad  de análisis, es un tema de controversia.

Este no-lugar de la  mente  hace  de la psiquiatría una especialidad compleja, sin casa material, sin lesión anatómica demostrable (en muchas ocasiones)  y de la clínica la gran herramienta médica. En algún sentido hemos quedado como herederos de Hipócrates , incesantes buscadores de explicaciones y causas. Por eso de quien venga tomamos ideas, hasta  las matemáticas  nos  auxilian a la hora explicar complejidad o de medir   las evidencias empíricas.

El autor  entonces de “Detrás de la razón oculta” nos  invita a encontrar razones con esta   selección de artículos, algunos inéditos, otros editados en nuestra revista la Gaceta  Universitaria, en la firme creencia que  pensar  y escribir lo pensado se da de suyo en este quehacer.

Describiré brevemente estos recorridos mostrando las preguntas expuestas: Comienza que la pregunta esencial: ¿Porque somos infelices? La primera nota  comienza recordando  el título de un libro escrito por otro connotado psiquiatra nacional, el Dr Peña y Lillo  que ha sido un best –seller si tomamos en cuenta que lleva diecisiete ediciones  y que nos propone pensar la existencia como una tensión entre dos polos: el temor y la  felicidad. Queda sugerido que el  hombre es infeliz  porque teme, pero es ese mismo temor el que lo lleva a la felicidad, puesto  que solo superándolo la alcanza.

Sigue preguntando: ¿La infelicidad es evolutiva o cultural?  Así comienza esta reflexión en la  relación evolución-cultura (evo-devo)  ¿Qué existe de evolutivo en esta condición? ¿Qué de cultural? ¿Es posible que una especie feliz mute a otra especie infeliz? ¿Por qué se extingue una especie  si forma parte de un equilibrio armónico? Darwin, nos dirá el Dr. Ojeda, no responde esta pregunta  y deja abierta la discusión evolucionaria. Nos sugiere que la naturaleza simplemente sucede, sin plan alguno. Es la cultura quien diseña entes y los grava con finalidades. Hay información biológica e información semiótica. Biosfera y semiosfera.

Pero, continúan las preguntas ¿se tiene conciencia del temor y la felicidad? Y antes que eso ¿Qué es la conciencia? ¿Quiénes son los que han pensado y escrito acerca de esto? Entonces nos presenta a  Dennett  y lo critica a través de Husserl, Ricoeur,  Descartes así como  al contemporáneo Edelman , quienes desde la filosofía , la lingüística, la lógica y la neurobiología se acercan a comprender y explicar esta fugaz conciencia.

En la nota cinco  la conciencia se propone desde el psicoanálisis francés lacaniano . ¿Somos el lenguaje? ¿De eso se trata? Esta escuela de deriva lingüística (basados en Saussaure)   que retoma la talking-cure como un real  centro de su operar, nos  propone que el inconsciente no puede sino estructurarse como un lenguaje y contener el conjunto de haberes y saberes  de una lengua. Es decir, cada persona es  convención colectiva de significado y es también ese pequeño desplazamiento personal del sí mismo. Somos “casi” semejantes a la cultura y por lo tanto “casi” nos podemos comunicar entre unos y otros. Deriva por esto la posibilidad de comprender a otro y al mismo tiempo la imposibilidad de hacerlo. Allí se construye el nosotros.

Este  “nosotros” es un colectivo distribuido. Se trata de algo que compartimos, una cuna, una estructura que nos contiene. El Dr. Ojeda  en la nota seis nos cuenta como fue la experiencia personal de encontrarse con el pensamiento de un antropólogo que postula  la lógica en la que el “nosotros” se organiza. ¿Somos eso, estructura? Así nos presenta a  Levi-Strauss y nos cuenta como  el estructuralismo en su  época universitaria lo impactó  irrumpiendo en  la escena intelectual. Al fin se entendía el yugo, la domesticación preformateada , las matrices  culturales con lógicas  binarias . Se entendía el destino fundacional: la  contradicción.

Pero, sigue el autor en sus notas, (nota 7) la conciencia y el inconsciente no son solo estructuras culturales y lenguaje son también biología, la otra orilla , y es justamente esta biología la que permite realizar el aprendizaje de las formas culturales. Desde una Aplysia de 20.000 neuronas tomaremos modelos biológicos enraizados en el genoma y será Kandel quien nos muestra que no hay despliegue genómico alguno  sino en la necesidad de adaptarnos  al ambiente. Cada cual se escribe en esta lectura. Del medio ambiente donde opera como ser vivo. Por otra parte, en todo lo relativo al aprendizaje y la memoria serán  las ciencias cognitivas la disciplina destinada a comprender la inteligencia y desarrollada con entusiasmo en los últimos tiempos guiada por el sueño de para crear maquinas inteligentes que se relacionen con nosotros.

Pero en verdad: ¿Podemos replicarnos en máquinas?  Este tema será analizado  en  las nota  nueve, doce y trece.  No es fácil crear  sistemas que se comuniquen como humanos. No solo porque son rígidos y helados  sino porque  entre los humanos  se organiza una comunidad de destino, una  verdad común que favorece la  comunicación existencial. Algo que las máquinas no pueden hacer es crear comunidad , ser solidarias y generosas entre ellas .Tampoco pueden dudar  epistemológicamente . No existen conversaciones entre ellas  que construyen o destruyan  certezas ontológicas que re direccionen  la toma de  decisiones. Una máquina es esencialmente determinada mientras  nosotros somos esencialmente indeterminados.

Otras reflexiones en forma de notas que nos ofrece este libro están relacionadas con  la praxis psiquiátrica misma ¿Cómo se organizan los sistemas de clasificaciones psicopatológicas? ¿Cómo distinguimos entre conducta, rasgo y dimensión de modo de hacerla operativa en la clínica?  Porque  la cuestión misma del oficio es, por una parte comprender  los fenómenos y por otra saber intervenirlos. De alguna forma, que no es mágica aunque a veces lo parece, hay un mudar  dolor / temor por felicidad.

Es por esto que la psiquiatría ha sido una disciplina de traslados  incansable,  destinada a buscar en los campos vecinos los frutos  que éstas ofrecen,  disponerlos  en su mesa  e intentar  explicar lo  enfermo. Y es por esto que el especialista requiere de una alfabetización que le permita conocer no solo en tercera persona, es decir desde la ciencia médica, biológica los datos y modelos a usar, sino que además  pueda leer en clave fenomenológica, en primera persona.  Aunque sabemos que  entenderemos los fenómenos de manera insuficiente, la verticalidad materialista nos propone saber tanto de física como de química, biología, comportamiento, estructura social y cultura para poder integrar materia con formas. Esta integración teórica  se hace aún más necesaria a la hora de entender el operar intersubjetivo donde  es necesario  integrar la experiencia del otro con el “en cada vez mi”  como lo leeremos en la Nota 19.

La psiquiatría, nos sugiere el autor,  se encuentra en una especie de era  especular, se han activado los mecanismos de la semejanza  y analogía para hacer calzar los  numerosos  descubrimientos neurobiológicos con las teorías del desarrollo, el psicoanálisis, las funciones superiores. Esto ha producido cuantiosos diálogos entre modelos y teorías que antes eran antagonistas apareciendo posiciones-síntesis que colaboran en la comprensión de la naturaleza humana.

Los especialistas ya  estamos de acuerdo  que no nos sirve utilizar solo un modelo médico en el cual diagnóstico nosológico e indicación farmacológica sean el centro de nuestro quehacer. La cuestión va más allá. Ese más allá podríamos decir se trata de la práctica psicoterapéutica entendida con amplitud : desde  una escucha atenta y comprensiva  hasta un análisis de diván. Al parecer sostener la atención en el relato, acompañar la narrativa con creación de imágenes co-construidas,  abrir los canales empáticos y dejar que otro nos ocupe con su existir, por un rato, son prácticas vinculares por las cuales muchos están y estamos dispuestos a pagar. El Dr. Ojeda  pone en cuestión estas prácticas y nos propone pensar en cuál es nuestro rol cuando intervenimos más allá de hacer un  diagnóstico   e indicar un  tratamiento farmacológico. Se pregunta:  ¿Cuánto de nuestras creencias van induciendo al paciente a tener una idea de sí mismo que tal vez no le pertenezca y no lo ayude? ¿Cuánto de contenedores y ordenadores sociales (por no decir guarda líneas o policías) tenemos los psiquiatras?

Otro aspecto que abordan estas notas dice relación con  los pares, los  colegas y los  modos de conexión que tenemos entre nosotros: reuniones, cursos, congresos  y  más impersonalmente  a través de revistas científicas .  Desde estas últimas  nos enteramos  de las preguntas que  se hacen  los investigadores, de los  intentos por  resolverlas ; de  sus resultados y las proyecciones sobre  nuestro quehacer. Pero, ¿cómo se cocinan los artículos? ¿Quién paga el gas en las cocinas?  Se pregunta el autor. Porque sabemos que un artículo tiene fuerza de verdad  y alto   impacto  en modelar conductas de los profesionales. Esta sumatoria de  actos médicos, en   particular los que   terminan en una receta,   nos conectan con un mundo poco explorado por nosotros, el mundo de los negocios. Parte de nuestro quehacer se resume en una indicación farmacológica es decir en la orden de adquirir un producto (pocas profesiones tienen este poder) que  activa la maquinaria económica que hay detrás de los laboratorios que los fabrican y publicitan. El Dr. Ojeda ha sido activo en estas materias, promoviendo  la reflexión y la controversia a través de  la Revista Gaceta Universitaria de Psiquiatría.

En resumen este libro es la compilación de las meditaciones que realiza un colega inquieto, no dispuesto a ceder tan fácilmente ante lo evidente ,que manifiesta sus preguntas inspirado  en sus  lecturas; su práctica; su propia búsqueda y las interesantes  conversaciones   que sostiene con muchos de nosotros. Bueno, ahora las podemos leer, paladear y comprender en un solo volumen desde la pluma docta de este autor.

Patricia Cordella, 
Santiago de Chile, Julio 2012