Reseña: Psicoanálisis contemporáneo. Una introducción al psicoanálisis relacional

Catalina Scott

En el libro “Los giros del psicoanálisis contemporáneo. Una introducción al psicoanálisis relacional” André Sassenfeld nos invita a explorar, en las contornos del psicoanálisis relacional, los nexos interdisciplinarios que, en las últimas cuatro décadas, han introducido profundas transformaciones teóricas y clínicas en el campo psicoanalítico contemporáneo. Un ensayo, de más de 500 páginas, articula en seis giros epistemológicos – fenomenológico, hermenéutico, intersubjetivo, corporal, contextualista y ético – referentes conceptuales provenientes de distintas disciplinas y saberes que desde los bordes han expandido la comprensión del campo psicoanalítico contemporáneo.

En el primer apartado del libro titulado “Algo así como un prefacio” el autor comparte con el lector el contexto biográfico y profesional en que, más allá de su “consentimiento consciente”, se fue gestando la escritura del presente ensayo. Me atrevería a decir que, Sassenfeld explícita aquí la matriz intersubjetiva que sostiene su experiencia escritural.

En la introducción Sassenfeld describe, en primer lugar, algunos de los pilares fundamentales que sustentan la perspectiva psicoanalítica relacional, destacando entre otros, la radicalidad de las transformaciones teóricas y clínicas propuestas por la corriente relacional en psicoanálisis, precisa el valor del pluralismo y la heterogeneidad de pensamientos y remarca el lugar que ocupa la noción de Self en los desarrollos teóricos y clínicos que co-existen en las distintas perspectivas y autores que comparten la mirada relacional en psicoanálisis. A continuación, el autor desde una perspectiva histórica el autor, señala que el psicoanálisis como disciplina a generado, a lo largo del tiempo, un cuerpo de conocimientos teóricos y clínicos sobre el funcionamiento psíquico que, en los albores del siglo XXI, ya tiene más de un siglo de desarrollo. La obra de Freud introduce la noción de inconsciente fracturando la concepción del sujeto moderno que sería amo y señor de sí mismo y su destino por pura voluntad y conciencia. Revisa distintos los modelos desarrollados a partir del pensamiento de Freud y sostiene que, el psicoanálisis ha transitado desde una concepción intrapsiquica de la mente determinada por las vicisitudes de la pulsión hacia una comprensión de la subjetividad que va más allá de la pulsión, ligada a otras motivaciones humanas, tales como la necesidad de apego, de vínculos y de afectos. Desde esta perpspectiva, la corriente relacional en psicoanálisis plantea que solo se toma conciencia de la existencia del si mismo a partir de la experiencia intersubjetiva que reconoce la naturaleza contextual y la presencia del otro en la regulación de las necesidades de apego y sennciones afectivas asociadas a éstas. No sería posible, desde esta perspectiva sostener, entonces, el principio de una mente intrapsíquica disociada del cuerpo, aislada y descontextualizada del espacio en que habita. Tampoco sería posible, desde la clínica insistir en que al cambio psíquico se accede solo por la mediación de la palabra. Se hace necesario, nos dice el autor, pensar de otra manera el acto terapéutico.

¿Qué plantea el psicoanalisis relacional al respecto? La mirada relacional en psicoanalisis propone, a los psicoterapeutas estar atentos a la fenomenología de la experiencia intersubjetiva emergente para desde allí, ir incorporando el reflejo de las cualidades relacionales y corporales de la escena analítica. Una nueva manera de pensar en psicoanálisis que renueva el modo de comprender la constitución del sujeto, la psicopatología y la clínica psicoanalítica.

En síntesis, sería posible decir que la introducción presenta ciertos lineamientos generales del psicoanálisis relacional para facilitar al lector la comprensión de los giros epistemológicos propuestos en cada uno de los siguientes capítulos del libro. El psicoanálisis

relacional e intersubjetivo al incorporar las nociones de relacionalidad, intersubjetividad, contexto, cuerpo e intercorporalidad incluye otros territorios de la experiencia humana que expanden la mirada psicoanalíitca a nuevas dimensiones hasta ahora poco exploradas.

Hacia el final del libro el autor comparte interrogantes y reflexiones acerca de la complejidad del pensamiento psicoanalítico y se detiene a examinar el modo de comprender lo inconsciente desde esta nueva perspectiva y cierra con un apartado de los referentes bibliográficos consultados.

La corriente relacional en psicoanálisis se pueda entender como un conjunto de supuestos teóricos y clínicos que comparten la naturaleza contextual e intersubjetiva de la experiencia humana, sin embargo, tal como lo señala Sassenfeld, no existiría para los clínicos relacionales un modelo relacional pre figurado de antemano acerca de la subjetividad. Existiría y esto pareciera ser de la mayor relevancia, una nueva forma de pensar en psicoanálisis. En este sentido, como sostiene Ghent, no existirían analistas ni psicoterapeutas relacionales. Existirían analistas y terapeutas provenientes de diferentes espacios y trasfondos que comparten una perspectiva en la cual las relaciones humanas – las relaciones humanas únicas – juegan un papel fundamental en la génesis del carácter, la psicopatología y en la forma en que practicamos la terapia psicoanalítica.

Ahora veamos, cada uno de los seis giros epistemológicos propuestos por el autor. El término “giro” usado frecuentemente en psicoanálisis relacional, proviene del vocablo latino gyrus y da cuenta de la organización que se confiere a las palabras para transmitir las transformaciones en torno a un particular eje de pensamiento. En este caso el eje sería el pensamiento psicoanalítico relacional.

Abordaré los giros epistemologicos prpuestos por Sassenfeld usando como metáfora el caleidoscopio, Una mirada caleidoscopica para ilustrar como abordar un conjunto de pensamientos heterogéneos y variables que están en interacción continua y emergen simultáneamente. Una mirada que permite comprender que por momentos ese pueda observar con mayor nitidez una u otra dimensión de la experiencia no implica que las otras dimensiones no existan. Implica más bien, advertir desde donde estamos observando un fenómeno determinado. Abordaré los giros epistemológicos que han transformado el pensamiento psicoanalítico con una mirada caleidoscópica compuesta por seis espejos.

El giro fenomenológico / Un vuelco hacia la experiencia vivida

De acuerdo a los planteamientos del autor, el giro fenomenológico, al tomar en cuenta la fenomenología de la experiencia vivida, ha introducido al psicoanálisis relacional nuevas perspectivas en la comprensión del inconsciente, de la motivación, la actitud psicoterapéutica y las metas clínicas. Me detendré brevemente en algunas de las transformaciones introducidas a la teoría y clínica relacional desde esta perspectiva. La noción de un inconsciente pre-reflexivo es otro concepto central del giro fenomenológico. Lo es porque con esta idea queda establecido con claridad en qué sentido se puede hablar de una fenomenología psicoanalítica. Formular la idea de inconsciente pre-reflexivo implica pensar que los principios organizadores de la experiencia – las convicciones emocionales que determinan la forma de nuestra experiencia habitual corresponden a una matriz que organiza los patrones relacionales de una (inter) subjetividad de naturaleza contextual. Otra de las implicancias del giro fenomenológico que parece relevante de destacar guarda relación con la motivación humana. Se ha producido un movimiento conceptual fundamental desde la primacía motivacional de la pulsión hacia la primacía motivacional de los afectos. Así, nuestros estados emocionales son lo que nos motivan a actuar. El ser humano vive en un continuo proceso de regulación afectiva sea éste un proceso que realizamos por cuenta propia – auto-regulación – se este un proceso que realizamos en contacto con otros, regulación interactiva. La actitud del psicoterapeuta que presta atención a la experiencia vivida del paciente con la finalidad de articular todo aquello que podría estar quedando fuera de consciencia es una de las implicancias clínicas del giro fenomenológico.

El giro hermenéutico:

Un vuelco hacia la interpretación comprensiva en cuanto diálogo

Para la perspectiva relacional el psicoanálisis es una ciencia humana dedicada a comprender interpretativamente la realidad psíquica en sus manifestaciones normales y psicopatológicas y en su participación en procesos de transformación analítica a través de una conversación genuina. Sin búsqueda de un entendimiento mutuo no existe una conversación genuina plantea Gadamer.

Se requiere para ello de la buena voluntad de los interlocutores, de la capacidad de escuchar lo que el otro dice y sin desconocer nuestras propias pre concepciones estar disponibles a ser de la transformado en el encuentro con el otro. Una conversación auténtica, dice Gadamer, transforma a todos quienes participan de ella. En este contexto, el psicoanálisis relacional, entiende el proceso interpretativo como un proceso conversacional compartido por paciente y terapeuta, tal como acertadamente sugiere André en este capítulo. La psicoterapia psicoanalítica estaría fuertemente ligada a lo que Orange ha llamado phronesis analítica. ¿Qué es la phronesis?

Algunos la entiende como inteligencia práctica y otros como sabiduría. Apunta a la prudencia, al tacto, a la delicadeza, a la sensatez, al tino, a la sensibilidad relacional. A lo que podría definir como criterio analítico. La phronesis es una actitud que se va construyendo en la práctica clínica y que cobra máxima importancia en los momentos de toma de decisiones. La cristalización de un estilo psicoanalítico individual, de acuerdo a lo que describen connotados psicoanalistas, sería el resultado de la asimilación gradual de una actitud genuina y del procesamiento crítico de nuestras maneras de estar en la escena analítica. Si el psicoanálisis relacional puede entenderse como una disciplina hermenéutica, tendríamos que reflexionar, dice el autor, a que tipo de hermenéutica estamos aludiendo. El psicoanálisis clásico está ligado a lo que se ha denominado hermenéutica de la sospecha. Lo que el paciente dice o no dice en las sesiones estaría al servicio del ocultamiento de significados que no desea -consciente o inconscientemente- que conozcamos y a los que opone una intensa resistencia con el propósito de ocultar lo que verdaderamente le estaría sucediendo. El psicoanálisis relacional en cambio comparte la propuesta de Orange acerca de la hermenéutica de la confianza que mas que inves tigar lo que permanece oculto en el inconsciente se enfoca en comprender los significados de la experiencia vivida y desde allí ir construyendo con el paciente restauraciones de sentidos.

El giro intersubjetivo:

Un vuelco hacia los contextos relacionales de la experiencia subjetiva

El lugar del otro ha sido un tema de reflexión constante en psicoanálisis. El giro intersubjetivo tal como señala el autor introducido profundas reformulaciones acerca de la subjetividad y en la manera de abordar la clínica en psicoanálisis. ¿Qué quiere decir que el psicoanálisis relacional ha pasado por un giro intersubjetivo? Quiere decir, en primer lugar, que la existencia humana es siempre una co-existencia en un mundo habitado por otros seres humanos que nos anteceden. El giro intersubjetivo implica desde una visión clínica que la relación psicoterapéutica se visualizada como un sistema relacional de influencia mutua emergente de implicación recíproca en que al menos están involucrados dos subjetividades. Es necesario aclarar que el giro intersubjetivo no se limita a subrayar la relevancia de los contextos relacionales presentes e históricos a la hora de dar forma a la subjetividad. Implica sobretodo asumir que el mundo psíquico interno está configurado en términos intersubjetivos. No es posible en este comentario extenderse sobre las reformulaciones conceptuales y clínicas que diversos autores han desarrollado a partir de la noción de intersubjetividad.

Para profundizar en ello, los invito a leer las nociones y referencias sobre los alcances teóricos y clínicos desarrollados por el autor respecto al vuelco intersubjetivo del psicoanálisis relacional.

El giro corporal:

Un vuelco hacia la dimensión no-verbal y sus complejas vicisitudes

De acuerdo con la revisión realizada por Sassenfeld las reflexiones introducidos por el psicoanálisis relacional sobre el lugar que ocupa el cuerpo en la constitución del sujeto psicoanalítico intersubjetivo está íntimamente vinculada a la fenomenología corporal introducida por Merleau Ponty que describe las nociones de sujeto corporal y de intersubjetividad corporizada, a los aportes de los estudios sobre el desarrollo temprano y el apego, a la exploración del proceso analítico y a la investigación sobre el cambio terapéutico.,

Quisiera destacar aquí los desarrollos teóricos y clínicos que André ha aportado al psicoanálisis relacional corporal al investigar la subjetividad como una experiencia relacional encarnada. La noción de cuerpo relacional, incorporada por el autor, permite asumir la corporalidad en cuanto vivencia subjetiva, en cuanto expresividad perceptible por parte de otros y como una dimensión continua e irreductible de toda interacción entre seres humanos. En otras palabras, André estaría diciendo que cuando se conforma un sistema intersubjetivo – sea en el desarrollo temprano, sea en la vida adulta o en la situación analítica- se van generando intercambios sistemáticos de señales corporales (gestos, miradas, expresiones faciales, movimientos, tonalidades, entre muchos otros) que dan cuenta de la dimensión no verbal de la experiencia.

El giro contextualista:

Un vuelco hacia el reconocimiento de las dimensiones socioculturales

La noción de un sujeto de naturaleza contextual abierto a la contingencia, a la presencia de la multiplicidad, a la divergencia, a la crisis del lenguaje y a la convicción experiencial de estar expuesto a la incertidumbre no hace posible reducir, clasificar ni tipificar los procesos subjetivos a los cánones pre establecidos por el psicoanálisis clásico. Una mirada que, sin duda, ha dislocado la noción de sujeto en psicoanálisis. Una manera de pensar que se inscribe en el terreno abonado por la caída de las certezas y los meta relatos explicativos y por la heterogeneidad de miradas que co-existentes de manera simultanea en el mundo en que vivimos. La emergencia de un sujeto en permanente proceso de transformación que simultáneamente habita una diversidad de dimensiones nos sitúa en un punto de inflexión radical que interpela a pensar una y otra vez el modo de abordar nuestra práctica clínica cotidiana.

El giro ético:

Un vuelco hacia un psicoanálisis humanista y compasivo

En el marco de las problemáticas éticas que estamos viviendo en el mundo actual, no debería sorprendernos que la pregunta acerca de la ética pase a constituirse como una prioridad central en nuestras reflexiones clínicas, teóricas y humanas. En este capítulo el foco de atención del autor esta situado en cómo la reflexión ética ha contribuido a reformular específicamente la dimensión terapéutica del psicoanálisis. Si el psicoanálisis es en primer lugar una terapéutica -y esa es una de las raíces del psicoanálisis contemporáneo en la obra de Ferenczi-, la ética psicoanalítica contemporánea es sin lugar a dudas una reflexión sobre aquello que puede ayudar a un paciente a llevar una vida mejor y más satisfactoria. Sin embargo, toda reflexión psicoanalítica contemporánea tiene que incluir no solo lo que ocurre con el paciente, sino al mismo tiempo aquello que en ese contexto atañe al psicoterapeuta y la constante presencia de su subjetividad irreductible (Renik, 1993). Pensar en términos psicoanalíticos significa tomar en cuenta tanto la transferencia como la contratransferencia o lo que Orange (1995) directamente denomina co-transferencia. Por lo tanto, una ética psicoanalítica contemporánea tiene que ser capaz de especificar tanto el lugar que atribuiremos al paciente como el lugar que atribuiremos al psicoterapeuta en la situación analítica. Tal vez encontramos el sentido de la pregunta ética que hoy nos convoca en Sócrates cuando habla sobre el sentido de la vida: “La única vida que merece ser vivida, es la vida examinada”. De alguna manera el autor nos invita a estar atentos, a no dejarnos tentar por los reduccionismos que han caracterizado al pensamiento positivista del psicoanálisis clásico. Uno de los mayores desafíos del psicoanálisis del siglo XXI estaría en ser capaz de aceptar la incertidumbre del mundo en que vivimos. Un desafío que por cierto, no nada de sencillo.

Un libro que reúne, desde una nueva perspectiva, el pensamiento que el autor ha venido desarrollando en anteriores publicaciones.

Sus libros no solo han contribuido a la difusión del psicoanálisis relacional entre los lectores de habla hispana, se han transformado con el correr del tiempo, en un referente teórico y clínico esencial para el desarrollo del psicoanálisis relacional en nuestro país. Por otro lado, sus vastos conocimientos filosóficos le han permitido explorar más allá de nuestra disciplina los cimientos epistemológicos del pensamiento psicoanalítico relacional. Si bien, el libro tiene una estructura bien articulada las referencias bibliográficas que aparecen citadas dificultan, a ratos, seguir el hilo conductor de los pensamientos expuestos en cada uno de los capítulos.